Los agricultores de cacao enfrentan desafíos crecientes a medida que El Niño se intensifica

El cambio climático no es un fenómeno nuevo, pero el impacto de un El Niño intensificado este año ha hecho más urgente mitigar su impacto adverso en la producción de cacao. «Hemos llegado a un punto en la crisis climática donde la reducción de daños ya no es suficiente», dijo Daroci. Los esfuerzos de adaptación y mitigación agrícola son algunas formas de abordar las amenazas climáticas específicas, pero pueden ser costosos1.

Se espera que El Niño dure hasta enero a marzo de 2024, con un 71% de posibilidades de que se intensifique de noviembre a enero. Un efecto de El Niño intensificado y frecuente podría reducir significativamente la cantidad de tierra cultivable para el cultivo de cacao. Esto no solo representa una amenaza para la seguridad alimentaria, sino que también pone en peligro los medios de vida de los agricultores. El Niño está aquí para quedarse, y eso es una mala noticia para los cultivos de cacao, que son muy sensibles a los cambios climáticos. Los eventos climáticos extremos frecuentes causados por El Niño y el cambio climático perjudican la producción de cacao. Las temperaturas más altas y los cambios en los patrones de lluvia también pueden dañar el desarrollo de las vainas de cacao y promover la propagación de plagas y enfermedades1.

Los agricultores de cacao enfrentan decisiones críticas y pueden comenzar a buscar regiones de mayor altitud donde el clima sea más favorable para el cultivo de cacao, o algunos pueden decidir abandonar por completo el cultivo de cacao1. El daño financiero del cambio climático puede ser extremadamente costoso, especialmente dado que los principales productores de cacao, como Costa de Marfil, Ghana e Indonesia, son vulnerables a las condiciones climáticas extremas. Según un informe de la Economist Intelligence Unit, un El Niño de alta intensidad puede resultar en una grave interrupción económica en toda África. Las empresas del sector agrícola también corren el riesgo de un aumento en los precios de los insumos agrícolas que pueden aumentar los costos generales1.